jueves, abril 06, 2006

Después de mi cartera...

¿Qué sucede cuando pierdes la cartera? Pierdes más que documentos y dinero, pierdes historias, pierdes cosas que ni te acordabas que ahí estaban. Pierdes tu identidad; qué mala idea fue perder la cartera en año electoral, no puedo reponer mi credencial de elector (único documento de identificación válido para este mortal que no cuenta ni con pasaporte -¿para qué?- ni con cédula profesional -¡qué hueva lidiar con la burocracia!-); no recuperaré mi dinero, mi credencial de la UNAM, la foto de Itzel o mi tazo de La Pulga…

Perdí más de lo que puede pensarse. La cartera que le volé a mi hermano contenía papelitos con mis escritos efímeros, con mis recordatorios y mis post-its. Después de mi cartera perdida siento un vacío, algo me falta. Más que para levantar y realzar el trasero, la cartera contenía historias, recuerdos, mi tarjeta de nómina, el teléfono del jefe, unos boletos del metro, tres estampillas postales para usarse en las próximas cartas… correo postal, ¿no te gustaría recibir una carta con timbre y membrete?

Bueno, qué más decir de lo que se fue… el efectivo, MX$ 600.00 no son nada despreciables, me servirían para la licencia de conducir –también extraviada en el kit que se ganó algún vivaracho-, o para la tenencia del auto de este año… y me pregunto, con este vacío en el bolsillo trasero del pantalón y en el corazón, qué será de mi cartera y mis documentos, ¿para qué los ocuparon?

¡Mis secretos no están a salvo! De cualquier manera, pasará lo que te comenté alguna vez… si alguien los lee los apropiará, los desechará o los pasará por alto, pero aún estoy con vida y no sabré el destino de todo aquello que pude plasmar. No importa, por ahora no… tal vez se fueron mis escritos, pero mi creatividad se quedó conmigo.